Servicio gestionado LCaaS

Introducción

El software es un activo intangible y lo que ni se ve ni se toca es también difícil de gestionar y controlar. Por definición.

Los fabricantes saben esto y saben que les beneficia. Por eso no solo propician esta situación sino que la potencian.

También saben que sus clientes necesitan trabajar para sus negocios tanto como utilizar su tecnología. Y esto también les beneficia.

Pero el cóctel se vuelve realmente peligroso cuando el fabricante debe presentar resultados a sus accionistas trimestralmente y tiene que trasladar a sus clientes una presión comercial que éstos rara vez necesitan (o pueden) seguir.

Si los fabricantes emplean ingentes cantidades de recursos, no es para que el cliente se quede como está o pague menos, sino para conseguir incrementar los ingresos. Y esto es totalmente razonable por más que muchas veces aseguren lo contrario.

El hecho es que los fabricantes consumen una gran cantidad de tiempo y dinero en crear nuevos productos, nuevos servicios, nuevas denominaciones, nuevos modelos de suscripción, nuevos modelos de licenciamiento, etc.

Nuevos modelos de licenciamiento que, por ejemplo, pueden incrementar la exposición anual del cliente en un 4000%. Cuatro dígitos y de un día para otro. Literalmente.

Un sistema eficaz y bien engrasado que los fabricantes utilizan para asegurarse que sus intereses comerciales prevalecen siempre sobre los del cliente.

Problema

  • El software es un activo intangible de difícil medición. Y lo que no es fácil de medir tampoco es fácil de gestionar y controlar.
  • Como la medición de las licencias de software es compleja, también lo es su optimización con las necesidades reales del cliente.
  • Necesidades que siempre van cambiando: no hay dos clientes iguales ni en la misma situación ni con el mismo grado de madurez.
  • El control y gestión del software es una actividad que requiere una atención continua y un conocimiento especializado.
  • Los constantes cambios hacen que además su gestión sea tremendamente disruptiva para los clientes, y los clientes deben trabajar para su negocio (ni para los fabricantes ni para nosotros).
  • A esto no ayuda la gran cantidad de fabricantes y productos que hay en el mercado. Tampoco las presiones comerciales.
  • Dificultad para seguir el ritmo y entender las alternativas o las implicaciones de los continuos cambios que los fabricantes tratan de imponer.
  • Desequilibrio entre el cliente y los fabricantes.
  • Las necesidades y presupuesto del cliente son limitados. La necesidad de ingresos del fabricante no.

Nuestra solución

SmartITAM es un servicio gestionado integral que se adapta a las particularidades (en cuanto a madurez, prioridades, etc.) del cliente y volcado en el retorno de la inversión y la mejora continua.

SmartITAM está compuesto por diferentes servicios de nuestro catálogo, combinables entre sí y customizables, que dan una respuesta a cada una de los retos que plantea la gobernanza efectiva de los activos de software:

 

  • Frente a la dificultad de medición: Datos confiables y ELP (Posición Efectiva de Licenciamiento).
  • Frente a las subidas de precios y costes de soporte: Optimización con las necesidades reales.
  • Frente a la opacidad en la negociación: Apoyo y conocimiento de las estrategias de los fabricantes.
  • Frente a los cambios y presiones constantes: Conocimiento de sus implicaciones y de las alternativas.
  • Frente a las auditorías de software: Preparación y defensa.

Beneficios

  • El cliente puede trabajar únicamente para su negocio.
  • Tranquilidad por disponer de información confiable sobre qué usa y necesita (utilizamos la misma metodología que los fabricantes en sus auditorías de software).
  • Más información: información sobre licenciamiento, información sobre estrategias del fabricante, información sobre qué hacen en otros clientes, información sobre reducción de costes de soporte. En definitiva, más y mejor conocimiento para poder tomar mejores decisiones.
  • Profesionalizar la posición del cliente para equilibrar su relación con el fabricante para que no sean siempre sus intereses los que terminen prevaleciendo.
  • Mejor posicionamiento a la hora de negociar: no es que negociemos mejor, es que vemos muchas más negociaciones a lo largo del año con los fabricantes que cualquier cliente.
  • Control de los cambios que tratan de imponer los fabricantes y conocimiento de sus implicaciones.
  • Preparación ante cualquier acción comercial agresiva del fabricante (es decir auditorías). Y si la auditoría ya ha comenzado, gestión integral de la misma. Previsibilidad y no disrupción.